top of page

Casa Matute Gómez vuelve a la vida, 83 años después.

Este edificio, ubicado en la intersección entre la calle 21 y la avenida 10 en San José, es una residencia que desde 1932 se roba la mirada de los conductores y los transeúntes que andan por esta zona.

Aquí habitó el general exiliado venezolano Santos Matute Gómez y escribió en esta lujosa casa, con exquisitos detalles arquitectónicos, historias de corrupción, excesos, despilfarro y lujuria.


Mantener la esencia y añadir nuevos detalles para el disfrute de las nuevas generaciones es la consigna principal de un grupo de diseñadores, arquitectos e ingenieros, que participaron en el proceso de restauración y rehabilitación de este lugar, que fue declarado patrimonio histórico arquitectónico de Costa Rica desde el 2004.


El arquitecto Miguel Herrera, del Centro de Patrimonio, supervisó la restauración, que tiene el visto bueno de esa dependencia del Ministerio de Cultura.


Este es un avance por mantener la historia arquitectónica de nuestro país y darle la oportunidad a los futuros ciudadanos de conocer datos interesantes y útiles, que permiten afianzar un sentimiento de pertenencia y orgullo a esta nación.


Un pueblo que quiere lograr el desarrollo debe mirar de una manera crítica los retos que le esperan en el futuro, con las herramientas necesarias para el desarrollo integral de sus habitantes y con unas bases sólidas, que representan la historia, el pasado y el conocimiento de nuestra historia.




Ahora se tejen nuevas historias dentro de las paredes de este recinto, que tiene tres plantas, pues es la sede del bar y restaurante Antik, que mantiene las bases arquitectónicas e introdujo mejoras que garantizan el funcionamiento del lugar, como escaleras, rampas, barandas, cerramientos, sistemas eléctricos y mecánicos y sistemas de seguridad.


Esta edificación tenía fallas serias, como que no tenía cimientos y lo que servía como base era una aglomeración de concreto. La ausencia de cimientos y un concreto desgastado y con poca resistencia, representaba un peligro estructural.


Para solucionar este problema se construyeron placas corridas sobre todos los muros existentes. Se hicieron réplica idénticas de todas las columnas y se sustituyeron las originales, pues no cumplían con los requerimientos sísmicos de nuestro país. Al hacer este refuerzo en todos los muros y columnas, se ganaron 75 centímetros de altura en el sótano y ahí es donde funciona el bar.


La segunda planta de Casa Matute Gómez es rica en detalles y se contrató a un artesano para realizar las réplicas de los elementos muy deteriorados que fue imposible recuperar, entre ellos, los ornamentos de cielos, cornisas y columnas, así como láminas del techo.


En contraste, la mayoría de los mosaicos del piso se pudo restaurar y lucen como los originales. Uno de los daños más severos estaba en las estructuras y piezas de madera sustituida por madera en buen estado.

bottom of page